EL ESPACIO DEL RACISMO

Michel Wieviorka escribió hace 27 años "El espacio del racismo", un libro que leí y releí varias veces. Durante mucho tiempo fue algo así como mi biblia sobre la migración y la xenofobia que suele acompañarla en ese viaje. Podría pensar que casi 30 años después, mucho de lo que dijo ya no tiene vigencia o pasó de moda. Pero lo cierto es que está más vigente que nunca. 
“En general, vemos que el racismo y el odio están en alza en todas partes”, dice Wieviorka en INFOBAE. “Pero el odio se posa sobre gente que está en una cierta sociedad, en función de una cierta historia". Los inmigrantes del Magreb que llegaban a trabajar a Francia en los años 60 eran hombres solos, trabajaban en la industria, soportaban condiciones de trabajo muy duras y condiciones de vida incluso peores. Y lo mismo que vale para los inmigrantes magrebíes en Europa, podría servir para los inmigrantes, para cualquier inmigrante. Estaban empleados, pero no tenían familia. Es decir, estaban integrados en el trabajo, pero aislados en la vida. Todo cambia a mediados de los años ’70, cuando la crisis del petróleo y los cambios en los modelos de producción hacen cada vez menos necesaria esa mano de obra no calificada, y aparece entonces el desempleo estructural. Pero muchos de esos trabajadores deciden quedarse en Francia con la expectativa de conseguir trabajo, y aprovechan para traer a sus familias. “El resultado es que esa población inmigrante se asienta y se vuelve parte integral de la sociedad francesa. Y pocos años más tarde, estas poblaciones están en la situación exactamente inversa: ahora no tienen trabajo y viven en la precariedad, pero están integrados a la sociedad francesa porque hablan francés, van a la escuela, arman familias y tienen un techo.”

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