Biden y los niños de la frontera

Cuando Joe Biden asumió el cargo presidencial en enero, se enfrentó a dos crisis masivas e interrelacionadas: la pandemia de coronavirus y sus consiguientes consecuencias económicas.

Eran retos tan obvios como anticipados. Ahora, sin embargo, el presidente se enfrenta a su primera crisis política desde una dirección diferente: la inmigración, ya que la frontera entre Estados Unidos y México experimenta un nuevo aumento de entradas de personas indocumentadas.

 La naturaleza de la crisis no es nueva, ya que la mayoría de los últimos presidentes se han enfrentado a algún tipo de reto relacionado con la inmigración durante su mandato.

"Uno tiene que arriesgarse a todo": en la carretera con los miles de familias y niños migrantes que intentan llegar a EE.UU.

Para Biden, sin embargo, llega en un momento en el que preferiría centrarse en otros asuntos.

Sin embargo, a la política no le importa lo que prefieran los políticos.

La situación de la inmigración tiene el potencial de hacer descarrilar los otros planes de Biden, ya que se ve presionado por las críticas de los adversarios republicanos y de algunos dentro de su propio partido.

En declaraciones a los periodistas en la sala de prensa de la Casa Blanca el lunes, la secretaria de prensa Jen Psaki reconoció que la actual situación en la frontera entre EE.UU. y México se ha convertido en un "gran problema".

El número total de inmigrantes indocumentados que han sido detectados en la frontera de EE.UU. es mayor que en el mismo periodo de cualquiera de los tres años anteriores.

Y crece a un ritmo aún más rápido según se acerca al periodo en que tradicionalmente se produce el mayor número de entradas, a finales de la primavera.

En particular, las cifras de menores no acompañados en la frontera han aumentado considerablemente en los últimos meses.

Unos 15.000 jóvenes migrantes no acompañados fueron detenidos en la frontera en enero y febrero. El año pasado fueron 37.000 en todo el año.

En 2019, antes de que la pandemia de coronavirus frenara el movimiento migratorio, la cifra fue de 75.000. A este ritmo, esa marca se superará fácilmente.

Hasta el domingo, el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos alojaba a 4.200 niños en centros de detención a lo largo de la frontera y admitía una media de 565 niños al día, la mayoría de entre siete y 13 años.

Parte de esta situación es el resultado de las decisiones tomadas por Joe Biden al principio de su presidencia.

Dio marcha atrás a una política de la administración Trump de rechazar a los niños no acompañados en la frontera y en su lugar optó por procesarlos y colocarlos con familias de acogida en Estados Unidos.

Al igual que muchos políticos del Partido Demócrata, Biden fue crítico con la decisión de Donald Trump, ya revocada en 2018, de separar a los hijos de los padres inmigrantes indocumentados, y también con las draconianas formas de aplicar las políticas de la ley de inmigración del expresidente.

"Asegurar nuestras fronteras no requiere que ignoremos la humanidad de quienes intentan cruzarlas", escribió Biden en una orden ejecutiva que revocaba la política de menores no acompañados y establece una revisión general de los procedimientos federales de inmigración.

Pero estas medidas conllevan complicaciones.

Migrantes que viajan desde Centroamérica han contado a la BBC que lo hacen porque creen que la administración de Biden les dará una amnistía.

Los intentos del presidente por desalentar el viaje no han tenido, hasta ahora, ningún efecto apreciable.

En su rueda de prensa, Psaki también apuntó directamente a Trump.

"La última administración nos dejó un sistema desmantelado e inviable, y como cualquier otro problema, vamos a hacer todo lo posible para resolverlo".

"Así que nuestro enfoque aquí está en las soluciones...El presidente está muy centrado en agilizar lo que está pasando en la frontera en cada paso del proceso".

Culpar al anterior de un problema actual es una vieja maniobra política, que suele tener una vida útil limitada.

Si la situación en la frontera no mejora, el "gran problema" recaerá directamente sobre Biden.

Los adversarios políticos del presidente en la derecha parecen estar disfrutando de la oportunidad de utilizar la situación en la frontera en su beneficio.

Mientras que Biden y los altos funcionarios de la administración han recorrido Estados Unidos para promocionar los beneficios del paquete de ayuda de US$1,9 billones aprobado recientemente, los cargos republicanos han viajado a la frontera con México y han culpado a Biden por lo que consideran un sistema sobrecargado y perjudicado por las medidas presidenciales que, consideran, están fomentando más entradas ilegales.

"Lo triste es que esto no tenía que suceder", sostuvo el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, en un acto con la prensa en Texas.

"Esta crisis ha sido creada por las políticas presidenciales de esta nueva administración".

Después de que los demócratas atacaran a Trump por los "niños en jaulas" -resultado de su política de separación de familias-, los republicanos les devuelven el favor, acusando a Biden de aplicar políticas que ponen a los menores no acompañados en situaciones igualmente duras.

La inmigración y la seguridad fronteriza fueron el eje de la exitosa candidatura presidencial de Donald Trump en 2016, y algunos republicanos pueden ver aquí una vía para volver al poder en futuros comicios, incluidas las elecciones legislativas de mitad de mandato de 2022.

El propio expresidente se ha sumado al coro, aunque ha ocultado el hecho de que las recientes tendencias migratorias comenzaron cuando él aún era presidente.

"Cuando era presidente, nuestra frontera sur estaba en gran estado: más fuerte, más segura y más protegida que nunca", aseveró en un comunicado emitido la semana pasada.

"Nuestro país está siendo destruido en la frontera sur, algo terrible de ver".

Para los conservadores, la inmigración es el tema "estrella" por excelencia, que cohesiona su base y exacerba las divisiones dentro del Partido Demócrata.

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